Automóviles afónicos.
Escaparates constelados de estrellas falsas.
Mujeres que van a perder sus sonrrisas al bacará.
¡Pupilas que se licuan al dar vuelta las cartas!
¡Collares de perlas que hunden un tarascón en las gargantas!
Hay efebos barbilampiños que usan una bragueta en el trasero.
Hombres con barberos de porcelana. Un señor con un cuello que terminará por extrangularlo.
Unas tetas que saltarán de un momento a otro de un escote, y lo arrollarán todo, como dos enormes bolas de billar.
Escaparates constelados de estrellas falsas.
Mujeres que van a perder sus sonrrisas al bacará.
¡Pupilas que se licuan al dar vuelta las cartas!
¡Collares de perlas que hunden un tarascón en las gargantas!
Hay efebos barbilampiños que usan una bragueta en el trasero.
Hombres con barberos de porcelana. Un señor con un cuello que terminará por extrangularlo.
Unas tetas que saltarán de un momento a otro de un escote, y lo arrollarán todo, como dos enormes bolas de billar.
Oliverio Girondo